Esto no es amor, y yo soy terrorista.

 

Image

No. Esto no es amor, y yo soy terrorista. Y mi meta son tus ojos.

Dispuesta a hacerles una propuesta vagabunda, contraté no tolerar ninguna duda, ni pequeña ni gigante.

Tambaleo, pero no me caigo. No. No pienses que vacilo. No me asusta pisar muecas, atemorizar pestañas, para terminar inmersa en tu verde aceitunero – ese verde favorito, ombligos de mi mundo-. Al menos, un segundo. Al menos antes de diciembre.

Este invierno será frío. Huele a chimenea, al salir de tus ojos. Ceniza de leña vieja.

Importan poco las líneas que pinta tu horizonte. Voy a desdibujarlas. Una a una. Para desviarlas hacia el mío. Pásate de la raya, si quieres. El límite ya lo atropellé. Nadie nos dijo que el corrector sólo cubría las palabras.

No existen negociaciones – ¿acaso las recuerdas?-, ni vergüenza. Y no. Tampoco es una obsesión. Es sólo… Inevitable. Algo preciso. Tu mente y sus pensamientos irresistibles.

En guerra contra tu desinterés derroto ejércitos de monstruos insensibles sin cuidado. Si me miras escuchas mi revolución, si me rozas te enamoras de ella.

Tengo un chantaje entre los calcetines, por si me dejas sin palabras.

Y me lanzo decidida. Sólo un segundo, para ser libre, a invadir tu mirada. Y no. No es amor. Y yo, yo soy terrorista.

1 comentario

Deja un comentario